Omaida Melissa García / ClsComunica
Morelia, Michoacán.– El Premio LGBT Michoacán 2025 creció en participación, pero no en visibilidad. Aunque la Secretaría del Bienestar destacó la inscripción de 36 proyectos —el doble que en 2024 y triple respecto a 2023—, la ceremonia de entrega se realizó sin presencia de medios de comunicación y con una mayoría de funcionarios entre el público.


El evento, celebrado en el patio central de la Casa de las Artesanías, tuvo un carácter casi cerrado. Pese a la relevancia simbólica del reconocimiento a activistas y proyectos de la diversidad sexual, el acceso de prensa fue restringido y la propia titular de Bienestar, Andrea Serna, omitió dirigir saludo o mención alguna a los medios.
La senadora morenista Celeste Ascencio cuestionó esta falta de apertura: “Hubiésemos querido que hubiera medios de comunicación, que se vea que no somos una agenda de segunda o tercera, que somos una agenda prioritaria para el Estado”, declaró.


Ascencio subrayó que la invisibilización contradice los avances logrados: “Hemos luchado tanto para poder decir ‘soy una mujer lesbiana y qué’, como para que otra vez se nos oculte. Ya no queremos eso”.
El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno, Rubén Pedraza, llegó incluso a agradecer “a los medios presentes”, sin advertir que ninguno había sido convocado.
En su intervención, Serna justificó la elección del recinto —un exconvento franciscano del siglo XVI— como un acto de “resignificación” de espacios históricos, aunque evitó abordar la falta de transparencia en la convocatoria al evento.


Los galardones se otorgaron en cuatro categorías:
- Promoción: Raúl Martínez Rojas, del colectivo Michoacán es Diversidad.
- Defensa de los Derechos Humanos: Omaida Melissa García Barragán, periodista y activista, reconocida por visibilizar la defensa de derechos desde la palabra y la denuncia.
- Arte y Cultura: Diego Vega Gálvez, por crear espacios seguros a través del arte en su comunidad, Sahuayo.
- Emprendimiento: María José Zavala Vieyra, fundadora de Safisma, un proyecto que busca entornos libres de violencia para mujeres.

Aunque los reconocimientos se consolidan como una plataforma de visibilización y orgullo, esta edición deja un mensaje contradictorio: más participación, pero menos luz pública.
