
Omaida Melissa García | ClsComunica
La feminista Marcela Lagarde fue recibida en el Congreso de Michoacán como referente de la agenda de derechos de las mujeres. La diputada perredista Brissa Arroyo la invitó a impartir la conferencia “Agenda Legislativa, retos y dinámicas globales”.



La presidenta del Congreso, la morenista Giulianna Bugarini, reconoció a Lagarde como voz clave en la lucha por la creación del término feminicio que se a encarnado en leyes a favor de las mujeres, en tanto que al hablar de las luchas ganada por el feminismo en Michoacán omitió a las colectivas, al afirmar que despenalización del aborto fue producto del trabajo legislativo.
El problema es que en los discursos oficiales no hubo precisamente mención alguna a las colectivas feministas locales que por años sostuvieron la exigencia en las calles. Se habló del avance, pero se invisibilizó a quienes lo hicieron posible.
Lagarde, por su parte, defendió su visión de feminismo como historia, origen y utopía. Sin embargo, evitó nombrar nuevas problemáticas que atraviesan a las mujeres hoy. Hizo un llamado a no flexibilizar la categoría “mujer”, advirtiendo que ello pondría en riesgo la lucha feminista. En un contexto donde los transfeminicidios y los derechos de las mujeres trans están en debate, esa postura deja fuera a voces que también reclaman justicia.


Aunque no dictó una agenda legislativa, sugirió revisar temas pendientes y aprendizajes del Congreso de Yucatán. Su discurso celebró avances históricos, pero cerró la puerta a debates urgentes que hoy atraviesan el movimiento feminista.
El feminismo que reivindicó Lagarde se enuncia como utopía, pero corre el riesgo de volverse nostalgia si no asume los conflictos y demandas de un presente más amplio y diverso.