octubre 4, 2025
Los “indios” y la independencia de México

Democracia en Práctica

Colaboración

En 1814 había una población estimada de 6,122,000 habitantes, de los cuales los indios constituían el 60%; las castas el 22% y los blancos el 18%. En otras palabras, el movimiento de independencia estaba integrado principalmente por la participación de los indios. Esto lo sabemos gracias a los estudios publicados por Erick Van Young, un destacado historiador que se ha especializado en estudios de la época colonial y la guerra de independencia en México.

Y es importante destacarlo, porque el propio autor ha dejado de manifiesto, que a pesar de que muchos de los lideres del movimiento en ese entonces encabezado por Hidalgo eran criollos o mestizos, para los europeos, el levantamiento era indio.  Y en ese contexto vale la pena destacar que, una vez lograda la independencia, pocos fueron los beneficios obtenidos por ese sector social, cuya participación fue crucial para el sostenimiento y posterior consolidación de ese proceso de independencia.

De esta manera, cuando se consolidó la independencia, se dieron cambios muy importantes en las formas de concebir el mundo y las relaciones entre las personas, primordialmente criollos y mestizos comenzaron a ocupar espacios de mayor relevancia socioeconómica y a imponer el uso del castellano en los ámbitos políticos y administrativos, desplazando las lenguas indígenas que quedaron entonces relegadas al ámbito de lo privado; y por su parte, los indios, a su vez, se vieron en la necesidad de relacionarse con personas que no hablaban su lengua materna.

Así tenemos que los primeros textos constituciones del México independiente no fueron creados para un pueblo pluricultural, las instituciones funcionaban en castellano, la educación, la salud, los gobiernos, lo que fue destinando a desaparecer las culturas y las lenguas de los pueblos originarios.

No quiero dejar de referirme al término indio. Si bien este término surge de la confusión inicial cuando Cristóbal Colon creyó haber descubierto la India, lo cierto es que, superado ese error, el término indio no dejo de aplicarse a esos pueblos. Para el europeo, indio era “el otro”, el que resentía el embate de la conquista y de la acción colonial. Debido a ello, en la opinión europea sobre los pueblos americanos se relaciona al supuesto indio con otros términos: bárbaro, grosero, inhumano, natural o salvaje.

En este sentido, González Luna explica como la evolución que se registra en el uso oficial del término indio refleja un aspecto fundamental en la forma en que sería concebida para el estado este sector de la población, si desde el Congreso Constituyente de 1822 se habla sólo de ciudadanos y se prohíbe nombrar a las personas por su origen, con lo cual el término indio quedó vedado del texto constitucional.

Tenían como objetivo integrar al indio, fusionarlo con las masas, pues el plan era crear una nación moderna y unida, por ello, Valentín Gómez Farías propuso que en las actas de gobierno no se reconociera la distinción entre indios y no indios e incluso que se declarara que “ya no existen los indios”.

Evidentemente al no considerar al indio como parte de una sociedad que por cierto era bastante plural derivado de la conquista y el posterior mestizaje, se decidió ignorar las divisiones culturales y lingüísticas, bajo el argumento de construir una sociedad unificada, con miras al modelo europeo que permitiera poner a México a la altura de las naciones civilizadas incluso buscaban los términos adecuados en la legislación para hacer referencia a ellos: “los antes llamados indios”; “los antiguos indios”; “los ciudadanos naturales”; “las primitivas familias”; entre otros. De esta manera, según nos narra González Luna, comienza a utilizarse el término indígena entre 1824 y 1826 principalmente en Yucatán y en Veracruz.

Ahora bien, ciertamente el término indígena no alcanza a identificar de manera singular a ninguno de los pueblos que resisten desde hace 500 años en lo que hoy es México, lo cierto es que los dos términos refieren a un sector de la población desfavorecido, un sector que al día de hoy es una minoría pero que como ya vimos no siempre lo fue. 

Sería hasta la Constitución Mexicana de 1917, que se permitió cuestionar el constitucionalismo individualista del siglo XIX mediante el reconocimiento de derechos sociales y la ampliación de las bases de la ciudadanía. Esto permitió a su vez el reconocimiento de comunidades indígenas y derechos colectivos.

Por muchos años, la existencia de culturas originarias y diversas en el territorio mexicano fue invisibilizada, las personas indígenas vivieron una clara condición de marginación jurídica, cultural, geográfica, política y económica. Pero los noventa, se convertirían en un parteaguas que cambiaría el rumbo.

Araceli Gutiérrez Cortés.
Académica y especialista en
Derecho Electoral.
Fue consejera y presidenta
del Instituto Electoral de Michoacán

¿Te gustó? Comparte: