octubre 4, 2025
El grito de Sheinbaum

Democracia en práctica

Colaboración

Tuvieron que pasar 215 años de la independencia de México y más de sesenta Presidentes, para poder ver a una Presidenta dar el grito de independencia, izar la bandera frente al zócalo y tocar la campana que representa el llamado original de Miguel Hidalgo a levantarse contra el gobierno virreinal. 

Más allá de las ideologías políticas, la presencia de una mujer en ese balcón es simbólicamente importante tras una historia de siglos de discriminación, no olvidemos que “la democracia” nació como una forma de organización que fue excluyente; en las ágoras griegas donde los hombres se reunían para tomar las decisiones importantes, no podían participar los hombres de color, ni los esclavos, ni las mujeres.

Cuando se abolió la esclavitud en la República Mexicana con el decreto presidencial de Vicente Guerrero del 15 de septiembre de 1829, todos los hombres sin importante su color de piel estuvieron en condiciones de ejercer sus derechos políticos, votar y ser votados, así como asociarse libremente en organizaciones políticas, pero las mujeres no, independiente de su estrato social, ninguna mujer podía ejercer esos derechos.

Sería pues, hasta 1953 (más de un siglo después de la independencia), cuando se reconoció la calidad de ciudadanas a las mujeres, con facultad para ejercer sus derechos. En el debate legislativo de ese año, a muchos legisladores les preocupaba que, de darse el voto a las mujeres, éstas votarían igual que sus esposos, o peor aún, serían influidas por el clero; en otras palabras, les preocupaba que las mujeres no fueran capaces de decidir por si mismas.

Finalmente las mujeres, pudieron votar por primera vez, apenas hace 70 años, en 1955. La primera ministra de la Suprema Corte y la primera Magistrada de un Tribunal llegaron apenas en los años setenta. La primera mujer que pudo inscribirse en la facultad de derecho de la Universidad Michoacana tuvo que promover un amparo en los años cuarenta para obligar a las autoridades universitarias a permitirle el ingreso.

Cuando pensemos que es exagerado festejar el primer grito de independencia de una mujer, pensemos en la historia. Si bien, hoy la Constitución política y las leyes mexicanas no distinguen entre los géneros y ante las leyes, todas, todos y todes somos iguales, los sesgos culturales de prácticas de subordinación hacia las mujeres siguen marcando una diferencia en la realidad social, muchas mujeres no han alcanzado su independencia económica ni su libertad, siguen bajo el mando de sus padres o esposos y esta situación se acentúa más en las zonas rurales o alejadas de la capital.

No se diga si son madres solteras o cuidadoras del hogar o de personas que no pueden valerse por sí mismas. La mayoría de las mujeres, aunque tengan empleos, siguen asumiendo por entero la carga del hogar y de los hijos, las condiciones para dedicarle tiempo a la política entre hombres y mujeres son distintas, por eso seguimos hablando de igualdad sustantiva, porque la igualdad formal, aun no logra emparejar el piso.

Por eso fue relevante el grito de Claudia, porque más allá de las ideologías políticas, su presencia en ese lugar es una muestra de los grandes avances en los derechos de las mujeres mexicanas.



«Araceli Gutiérrez Cortés.

Académica y especialista en Derecho Electoral.

Fue consejera y presidenta del Instituto Electoral de Michoacán.»

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