octubre 4, 2025
El bastón de mando SCJN

Democracia en práctica

Colaboración

He escuchado diversas versiones de rechazo hacia ese ritual ancestral al que se sometieron las y los Ministros de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación: que si es religioso y viola el Estado laico o que si fue una faramalla o un espectáculo que degrada a la institución. Lo cierto es que, nos sigue costando trabajo entender que somos un país pluricultural, que tenemos culturas y tradiciones distintas y que por muchos años los pueblos indígenas han exigido el respeto a sus tradiciones, tradiciones que han sido folklorizadas y que solo pretendemos honrar con una camisa bordada el día de las fiestas patrias.

En un hecho sin precedentes, las y los Ministros, recibieron el bastón de mando otorgado por diversos pueblos indígenas. Ese bastón es mucho más que un simple objeto, es un símbolo profundo que representa la autoridad, la legitimidad y la conexión espiritual de quien lo porta y de la comunidad a la que sirve.

No es un cetro de poder al estilo occidental, es una herramienta con un gran significado colectivo y ancestral. Simboliza la capacidad del líder para escuchar todas las voces y encontrar soluciones que beneficien a un colectivo y le recuerda al líder que su poder reside en el servicio. Al aceptar el bastón, la persona acepta públicamente el «cargo» o el «peso» de las decisiones que deberá tomar, quien deberá gobernar obedeciendo, “mandar obedeciendo”.

El bastón de mando no se entrega a cualquiera. Se otorga a las personas que han sido elegidas o designadas por la asamblea comunitaria para ocupar los cargos más importantes de su sistema de gobierno tradicional. Y como un hecho histórico, se entregó por primera vez a López Obrador, después, a su sucesora Claudia Sheinbaum y más recientemente a quienes integran la Suprema Corte, cuyo logo, también se modificó para incorporar la imagen de un bastón de mando.

Desde mi perspectiva, esto no es menor, pues un sector históricamente vulnerado, cuya lucha por la reivindicación de derechos, por lo menos desde los 90´s ha sido de altísima exigencia hacia los gobiernos y las instituciones, y por primera vez en más de 500 años están expresando un voto de confianza a dos poderes plenamente occidentales, a través de ese ritual simbólico y ancestral de entrega de bastón.

Pero viene lo bueno, viene el momento en el que las y los Ministros electos tendrán que mostrar congruencia con la defensa y protección de los derechos indígenas, y ojo, esto no significa que ahora todos los asuntos de las comunidades deban ser resueltos a favor, significa un compromiso de juzgar con perspectiva intercultural en el más amplio sentido, entender que los usos y costumbres algunas veces no coinciden con el sistema occidental, y ello tampoco implica aceptar violaciones de derechos humanos, más bien conlleva dignificar al derecho indígena y contribuir a su construcción con base en las necesidades y realidades que ellos y ellas viven. 

Para los pueblos indígenas el ritual de entrega de bastón de mando no es folklor, es una tradición solemne y seria que debemos respetar. Somos personas con cosmovisiones distintas, compartiendo un espacio común. El verdadero desafío es transformar las diferencias en sinergia, y las tensiones en oportunidades para el aprendizaje colectivo. Solo así, la pluriculturalidad dejará de ser una fuente de conflicto para convertirse en un motor de democracia sustantiva, donde ninguna voz sea silenciada y ninguna cultura subordinada.


«Araceli Gutiérrez Cortés. Académica y especialista en Derecho Electoral. Fue consejera y presidenta del Instituto Electoral de Michoacán..»


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