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Washington DC a 29 de octubre de 2025.- El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció que el ejército lanzó el lunes tres ataques contra cuatro embarcaciones en el Pacífico que, según Washington, eran “narcolanchas”. Los bombardeos dejaron 14 personas muertas y hay un posible superviviente cuya localización y rescate están en curso con participación de autoridades mexicanas.
Hegseth afirmó en redes sociales que las lanchas trasladaban droga y que sus tripulantes pertenecían a “organizaciones terroristas designadas”, sin presentar pruebas públicas ni identificar explícitamente los grupos. El secretario aseguró que las operaciones se realizaron en aguas internacionales y que no hubo bajas entre las fuerzas estadounidenses.
De acuerdo con la versión del Pentágono, las cuatro embarcaciones atacadas se suman a una serie de intervencciones similares desde principios de septiembre; según reportes citados por Washington, el saldo de esas operaciones asciende ahora a 14 embarcaciones atacadas y 57 civiles muertos, con al menos dos supervivientes en incidentes previos.
El gobierno mexicano, incluido el Secretariado de Marina (Semar), participó en la búsqueda del supuesto superviviente. La presidenta Claudia Sheinbaum declaró que México no está “de acuerdo con estos ataques, con cómo se dan” y confirmó que la Semar había decidido hacerse cargo del rescate a unas 800 km de la costa de Acapulco —aunque la dependencia luego aclaró que la búsqueda continúa y que aún no se había confirmado el estado del presunto sobreviviente.
Analistas y gobiernos regionales han reaccionado con preocupación ante la escalada. Hegseth vinculó las acciones a una política agresiva contra redes narcotraficantes que Washington califica de “narcoterroristas” y argumentó que es una respuesta a la crisis por fentanilo en Estados Unidos. En sus mensajes también hizo referencia a órdenes “siguiendo órdenes de Trump”, en alusión a la actual administración estadounidense y su retórica sobre la lucha contra el narcotráfico.
La ofensiva ha incluido despliegues navales y aéreos de gran escala: buques de guerra —entre ellos un portaaviones— y miles de tropas se han movilizado en el área bajo control del Comando Sur. Algunas de estas operaciones y su comunicación pública por parte de funcionarios estadounidenses han generado tensiones diplomáticas con países de la región, así como cuestionamientos sobre el cumplimiento del derecho internacional y el control del uso de la fuerza en aguas internacionales.
Hasta ahora no se han presentado pruebas públicas que confirmen los vínculos entre los tripulantes muertos y organizaciones listadas como terroristas por el Departamento de Estado. Washington ha dicho que reconsiderará sus medidas si se demuestra que México cumple las obligaciones y compromisos regionales para impedir abusos contra transportistas y mercados, mientras México exige respeto a su soberanía y coordinación en búsquedas y rescates.
